Aunque el nombre es bastante pretencioso y pueda causar
rechazo en la sociedad donde debe operar (nunca mejor dicho), es increíble que
no se les permita abrir las puertas alegando múltiples excusas.
Es difícil que se pueda recuperar todo el placer y tener una
sexualidad totalmente “normal” ya que el clítoris no se podrá reconstruir
totalmente si el glande ha sido extirpado. Sin embargo, el simple hecho de no
sentir dolor al ser penetradas ya es un gran alivio para las mujeres que desean
ser operadas.
Aquellas más afortunadas, a las que sólo se las cortó y
cosió después, descubrirán que bajo los pliegues de piel cosida, su clítoris se
encuentra casi intacto y, además de no sufrir durante la penetración, sentirán
placer por primera vez en sus vidas.
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