martes, 25 de noviembre de 2014

Los violentos son seres inferiores

Las sociedades menos desarrolladas, dónde la fuerza física sigue siendo considerada una cualidad de superioridad, a falta de otras mejores, son las que más actos de violencia contra personas más débiles físicamente (casi siempre mujeres y niños) arrojan.

Los violentos suelen ser personas que proyectan en forma de golpes e insultos sus miedos, inseguridades e insatisfacciones contra aquell@s que no podrán responder en igualdad de condiciones. Lo que, además, pone de manifiesto no sólo la inferioridad y falta de seguridad y autoconfianza del violento sino su cobardía, ya que no elige como contrincante a alguien de una fuerza similar o superior que podría devolver sus golpes, sino a aquellas personas que sabe no pueden ser rivales para él.

La ONU recoge lo que se entiende por Violencia Contra la Mujer, pero tal vez sería necesario revisarlo (por las connotaciones psicológicas en la sociedad) por Violencia contra los más débiles, dejando claro el perfil del violento como el de un ser superior físicamente pero inferior y poco desarrollado en otros aspectos. Tal vez dando la vuelta al concepto sería más fácil mentalizarnos para llevar a cabo el cambio que la humanidad necesita.

De momento:
El artículo 1 de la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer de Naciones Unidas (1993) se define como “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga, o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para las mujeres, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se produce en la vida pública o privada”.

El artículo 2 explica que se entenderá como violencia contra las mujeres:
(a) La violencia física, sexual y psicológica que se produzca en la fa­milia, incluidos los malos tratos, el abuso sexual de las niñas en el hogar, la violencia relacionada con la dote, la violación por el marido, la mutilación genital femenina y otras prácticas tradi­cionales nocivas para la mujer.
 (b) La violencia física, sexual y psicológica perpetrada dentro de la comunidad en general, inclusive la violación, el abuso sexual, el acoso y la intimidación sexuales en el trabajo, en instituciones educacionales y en otros lugares, la trata de mujeres y la pros­titución forzada.

(c) La violencia física, sexual y psicológica perpetrada o tolerada por el Estado, donde quiera que ocurra.

lunes, 13 de octubre de 2014

Día de la niña

Cada vez que leo hoy es “el día de”, una sensación de angustia me invade. Me gustaría pensar en un acto festivo, pero en realidad, y por mi trabajo, sólo pienso en la parte negativa de la supuesta celebración.

El día 11 fue el día de la niña, y lo único que me vino a la cabeza es que: cerca de 900 millones de niñas y mujeres viven con menos de un dólar al día en el mundo, lo que las obliga a mendigar y, en muchos casos, a ejercer la prostitución como medio de sustento.

La prostitución está prohibida en la gran mayoría de los países y se da principalmente por la pobreza extrema en algunas zonas de países desarrollados y, sobre todo, en países subdesarrollados.

Los consumidores, generalmente, son países ricos y os proveedores son países pobres, lo que lleva además a que muchas niñas sean vendidas por sus propios padres, coaccionadas, engañadas vilmente o secuestradas, para ser explotadas por las redes que se enriquecen a través del tráfico humano.


¿Por qué elegir a niños y no a adultos?
Es más fácil abusar de un niño que de un adulto. Los explotadores sexuales se aprovechan de la docilidad de los niños, ya que tienen menor capacidad para defenderse. Frecuentemente, esta actitud desviada es motivada por querer obtener un sentimiento de poder sexual o económico, por buscar experiencias nuevas o por la sensación de impunidad que proporciona el anonimato.
En realidad, los consumidores de este tipo de relaciones sexuales, además de los enfermos mentales, son personas con una baja autoestima, incapaces de conseguir tener relaciones en igualdad de condiciones.
Las redes de traficantes hacen el negocio, pero no debemos olvidar que no hay negocio sin demanda. En realidad, los verdaderos culpables de que esta práctica siga creciendo son los consumidores y contra ellos contra los que se debe luchar.
Es por ello que deberían emprenderse acciones legales contra todas las personas con influencia social que se jactan con total impunidad tanto en los medios públicos como a través de la literatura de estas atrocidades. Con esta actitud están normalizando actuaciones perjudiciales para los niños en primera instancia y para el resto de la sociedad.

sábado, 26 de julio de 2014

Decretada mutilación a todas las mujeres islámicas

El Estado Islámico declarado por islámicos en Siria e Irak, decretó la ablación de todas sus mujeres para evitar “el libertinaje”, mientras un congreso mundial en Londres, busca erradicar la costumbre.
El dictamen impuesto por los jihadistas, prohíbe que las mujeres usen perfume, dejen al descubierto sus manos y pies, el uso de ropa holgada y la mutilación de genitales femeninos.  Leer noticia entera


Parece mentira que en un mundo cada vez más tecnológico y globalizado, se permitan aberraciones como estas, un atentado contra los Derechos Humanos en toda regla. ¿Cómo puede crecer un pueblo donde el 50% de la sociedad es mutilada?

sábado, 22 de marzo de 2014

El Hospital del Placer

Aunque el nombre es bastante pretencioso y pueda causar rechazo en la sociedad donde debe operar (nunca mejor dicho), es increíble que no se les permita abrir las puertas alegando múltiples excusas.

Es difícil que se pueda recuperar todo el placer y tener una sexualidad totalmente “normal” ya que el clítoris no se podrá reconstruir totalmente si el glande ha sido extirpado. Sin embargo, el simple hecho de no sentir dolor al ser penetradas ya es un gran alivio para las mujeres que desean ser operadas.

Aquellas más afortunadas, a las que sólo se las cortó y cosió después, descubrirán que bajo los pliegues de piel cosida, su clítoris se encuentra casi intacto y, además de no sufrir durante la penetración, sentirán placer por primera vez en sus vidas.